sábado, 17 de mayo de 2008

"Donde no caben los traidores"carta abierta de Alba Allende desde Colombia

"Donde no caben traidores"; una carta de Alba Allende desde Colombia


InSurGente.- "Que es la vida sin causa y sin bandera, Sin desafió a los imperios opresores, Sin sentir la furia de sus explosiones selva adentro". Escucho este verso en medio del cuidado que requiere no delatar mi pertenencia al Partido Comunista Clandestino de Colombia. Pienso en lo que sería la vida si nosotros no estuviésemos forjando una nueva sociedad, sin más recompensa que la de sabernos participes del parto de esa nueva era, donde la felicidad colectiva sea el mayor tesoro de quienes sigan habitando este planeta. Así comienza esta carta de Alba Allende, que puede leerse en su totalidad en "Leer más".
Bolivarsomostodos.org/ inSurGente.-
"Que es la vida sin causa y sin bandera
Sin desafió a los imperios opresores
Sin sentir la furia de sus explosiones selva adentro".
Escucho este verso en medio del cuidado que requiere no delatar mi pertenencia al Partido. Hace parte de una de las canciones del artillero repertorio musical de las FARC. Cientos de canciones que nos alimentan el alma con sus armónicos mensajes de justiciera verdad. Pienso en ella cuando me hago esa pregunta… ¿qué seria de la vida sin aquello que nos motiva a buscar la libertad del ser humano, que nos empuja a romper las decadentes relaciones basadas en la explotación de unos cuantos hombres y mujeres contra la inmensa mayoría de seres humanos; que confina la vida a la creación de una riqueza ajena, apartada del derecho humano de su disfrute colectivo.
Pienso en lo que sería la vida si nosotros no estuviésemos forjando una nueva sociedad, sin más recompensa que la de sabernos participes del parto de esa nueva era, donde la felicidad colectiva sea el mayor tesoro de quienes sigan habitando este planeta. La vida sin revolucionarios es sencillamente anti - dialéctica. Es una vida sin movimiento, es la vida imposible que pregonan los ideólogos de la burguesía. Es la quimera de quienes amasan los grandes capitales y se esclavizan a ellos, a su cuidado y a su reproducción.
"Que seria la vida sin el estallido
Del trueno de la resistencia en nuestras manos
Y el fuego de la patria grande en las cananas"
Continua diciendo la canción mientras también me pregunto donde tienen cabida aquellos que deslindaron de la lucha… aquellos que traicionaron los sueños de millones de humanos que siguen sintiendo cada vez con más fuerzas, el deseo fervoroso de morir con la felicidad de haberse levantado contra los gigantes imperiales, de haber entregado su sangre y su sudor a la dignificación de la especie humana, a la salvación del planeta.
Esos y esas que traicionaron a los camaradas que han muerto por su patria, por la posibilidad siempre cierta de la construcción socialista, no tienen cabida ni siquiera en la historia. Tal vez me equivoco…los traidores también escriben su desteñida historia…aquella minúscula y apolillada hoja que comienza a rasguearse, en el caso de nuestro país, con la rubrica ponzoñosa de Santander…el padre de la traición.
El santanderísmo es el dogma de los traidores. Ni siquiera los acuciosos intentos de la historiográfica oligárquica oficial ha logrado maquillar los escritos sobre Santander, donde los renegados de la revolución colombiana deben buscar consuelo.
Al saltar la talanquera se han puesto del lado del retroceso, de la reacción. Dejan su puesto en la trinchera de la avanzada histórica de los pueblos para retornar a ser esclavos del capitalismo mundial. Allá ellos, acá no tienen cabida los términos medios. Que se hundan persiguiendo el espejismo de un progreso inmediato ofertado por quienes nada quieren compartir, por quienes nada ceden y todo lo quieren devorar para si mismos. Dilúyanse en la sociedad del egoísmo y del consumismo salvaje; tampoco es mucho lo que podrán consumir.
Y si se marchan, márchense en silencio…quédense confinados a la escandaloso ruido del libre mercado.
¡Que desteñida suena aquella voz hipócrita que nos convida a arrepentirnos! que nos exhortan a no perder, a pasarnos al lado dizque de los fuertes. A no quedar heridos buscando la utopía, a dejar de lado a nuestros camaradas para entrar en el incierto sendero de lo individual…Ja! Que no gasten pólvora en gallinazos! Que nos dejen gritar haciendo eco a la canción:
Es preferible quedar sangrando pero de pie…
Nos convoca la unidad para el combate…
¡Que nuestra vida está llena de sacrificios!; nadie a dicho que es fácil el camino de la revolución social. Todo parto es tortuoso y uno que contempla la superación de un sistema social sobre cuyas ruinas debe surgir un ser humano nuevo lo es mucho más.
"No importa! los revolucionarios vamos adelante
El abismo no nos detiene
El agua es más bella despeñándose
Si morimos, morimos como soles
Como soles destellando luz"
Sigo escuchando esa canción. Pero mi duda está aclarada. Los traidores quizá quepan en aquel noveno círculo del infierno descrito por Dante Aligieri. El más lúgubre, el más recóndito. Pero en la historia viva de nuestra gesta heróica y en la actual contienda no tiene cabida ni siquiera su recuerdo. Caben al lado del enemigo, pero estoy segura que ni siquiera ellos les aceptarán como suyos, primero porque nunca fueron de su clase y segundo por que nunca nadie más confiará en ellos.

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