martes, 10 de junio de 2008

Prosperidad y Seguridad anda todo maravilloso pero el Estado no aparece

Montevideo. Comcosur por Andrés Capelán.

Uno quisiera que la cosa fuera distinta, pero desde el momento en que vivimos dentro de este sistema económico capitalista neoclásico, debemos asumir que hay cosas que son como son y no hay tu tía. Para peor, por más que se batan records de exportaciones y nos inunden millonarias inversiones extranjeras, resulta que el Estado sigue siendo pobre. “No hay plata” ­dice el intendente cuando sus trabajadores piden aumento. “No hay plata” ­dice el ministro cuando los educadores y los educandos piden más rubros para la enseñanza. “No hay plata” ­dice la ministra cuando los policías piden aumento y los ciudadanos más seguridad.
Brindar seguridad a sus súbditos está en las raíces mismas del surgimiento del Estado como tal. Por plantearlo de manera gruesa y esquemática: los campesinos de la antigüedad entregaban parte de su cosecha al más listo y más fuerte de ellos, y a cambio de eso el príncipe montaba un ejército y construía una fortificación para protegerlos de la codicia de sus vecinos. Si, desde los orígenes del Estado, la seguridad fue un bien tan mercable como cualquier otro. Hoy día, cuando pagamos nuestros impuestos, entre otras cosas estamos pagando por nuestra seguridad.
Pero ­desde el momento en que está basada en la desigualdad, en que está pensada para que unos pocos se enriquezcan a costillas de otros­ la sociedad capitalista moderna es tan rapaz, tan perversa, que finalmente sólo es capaz de garantizar su seguridad a aquellos ciudadanos que están en condiciones de pagar un plus, una cuota extra, digamos. Es así que en las últimas décadas ­aquí y en el resto del mundo­ las empresas privadas de seguridad han crecido como hongos después de la lluvia. Alarmas, cámaras, rejas, alambradas electrificadas, vigilantes permanentes... quien tiene el dinero suficiente, puede disfrutar de la seguridad que el Estado no le da, al menos en su casa.
Claro que el problema de fondo es que la inseguridad avanza porque el crimen “paga”, es decir: es rentable. A veces paga poco, muy poco, pero si la alternativa es “nada”, aún ese esmirriado precio será suficiente. En el mundo, en las últimas décadas hemos asistido a lo que algunos han llamado “el fin del trabajo”. La agricultura ha evolucionado hacia la producción mecanizada de monocultivos en grandes superficies, entonces: sobran campesinos. La industria ha sufrido un proceso similar, pero además se ha trasladado a oriente, donde los bajos salarios y la baja carga impositiva magnifican las ganancias. La baja de los aranceles permite así que una campera fabricada en China cueste la mitad que una fabricada en Uruguay (es un decir).
Todo está enrabado con todo. Es una verdad de Perogrullo, pero a veces parece que hay gente que se la olvida. Aquí y ahora hay miles de personas que no han terminado la escuela o la han terminado a duras penas. Miles de personas sin oficio y sin educación para las que no hay ningún trabajo disponible, entre otras cosas porque desde hace décadas el Estado se ha planteado dejar de ser el gran empleador, el “gran proveedor” (hago un paréntesis y me pregunto: ¿y para qué sirve el Estado si ya no es el “gran proveedor”, ni de trabajo, ni de seguridad). Y esos miles de personas no están dispuestos a sentarse en un lugar donde no molesten a esperar la muerte, el instinto de supervivencia los obliga a seguir viviendo fuere como fuere.
Algunos limpian parabrisas en los semáforos, otros revuelven la basura buscando comida y materiales para reciclar, éstos roban cables para vender el cobre, aquellos venden drogas, los de más allá asaltan a la gente por la calle. Décadas de estas prácticas, generación tras generación, ha hecho que familias enteras hayan perdido la llamada “cultura del trabajo”. Otros miles viven en la cultura del trabajo informal, vendiendo lo que sea en puestos callejeros o arriba de un ómnibus. Mientras tanto, las calles están rotas y sucias, pero el Estado no tiene dinero para arreglarlas y limpiarlas. En el norte de Montevideo, las veredas prácticamente no existen porque la gente no tiene plata para construirlas; el Estado tampoco, ni siquiera tiene plata como para repararlas o construirlas a cuenta.
Decía el diario del sábado que “la ministra del Interior, Daisy Tourné, aseguró a las principales autoridades de su cartera que priorizará el pago de salarios y la mejora en las cárceles con el dinero resultante de la Rendición de Cuentas, pero advirtió que no habrá ‘ni un peso más’. La ministra trasmitió en detalle las características que tendrá el presupuesto de la cartera en el próximo año y aclaró que el dinero disponible es todo el que se obtendrá y que no hay posibilidades de ampliar el gasto. Pidió a los jerarcas que utilicen el dinero disponible solamente en los aspectos necesarios, restringiendo todos los gastos superfluos.”
Hoy, el diario oficialista grita loco de contento que “las exportaciones llegarían a los 10 mil millones de dólares en 2008”, y que “la dinámica de nuestro comercio con el mundo ha estado signada por un crecimiento sostenido del volumen exportador y por una inteligente y estratégica diversificación de mercados.” Bueno, me alegro. Pero... ¿Y adonde va toda esa millonada? ¿Es para ponerse tan contentos? Porque a pesar de tanta maravilla, parece que el Estado sigue sin tener plata (ahí la tenemos a la ministra pidiendo a los comisarios que se aprieten el cinturón).

Ah, ah, ah... el Estado no tendrá plata pero hay gente que tiene mucha. Es la que todos los años hace caer el record anterior de venta de automóviles cero kilómetro, la que llena los restaurantes coquetos de la faja costera, la que veranea en Maldonado y Rocha, la que viaja a Europa. Mientras tanto, los más pobres siguen viviendo de la basura o el delito, y los hijos de los trabajadores sólo encuentran trabajo en un telecentro o en un boliche de la ciudad vieja (si tienen suerte).
Sé que no es fácil. Sé que no se puede solucionar todo de un día para otro. Sé que se están haciendo muchas cosas buenas e importantes. Pero ­humildemente­ pienso que el gobierno no está viendo cual es la verdadera emergencia social, y por eso no se da cuenta de la gravedad de la situación. Los fachos de siempre (el hijo del dictador y los guardianes de su impunidad durante 25 años) piden más represión, hasta la intervención del ejército piden. Quieren bajar los índices de delincuencia bajando la edad de imputabilidad de los delincuentes y aumentando las penas.

Parece que no supieran (que sí lo saben) que la única forma de combatir eficientemente el delito es educando bien a la gente y ofreciéndole puestos de trabajo dignos, cosa que ­por un lado­ el crimen no “pague”, y ­por el otro­ la moral del individuo le impida ver la delincuencia como una alternativa válida. Claro, eso demora. ¿Y mientras tanto? Mientras tanto el Estado debe garantizar la seguridad de sus ciudadanos pobres para que no se roben y se maten entre ellos (que los ricos ya se arreglan solos). ¿Es tan descabellado pedir eso?

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2) EXPORTACIONESLLEGARÍAN A LOS 10 MIL MILLONES DE DÓLARES EN 2008
(La República)
La dinámica de nuestro comercio con el mundo ha estado signado por un crecimiento sostenido del volumen exportador y por una inteligente y estratégica diversificación de mercados.
El crecimiento de nuestras exportaciones tanto de bienes como de servicios, con posterioridad a la crisis del 2002, ha sido sostenido y se ubica a niveles históricos. El año pasado se cerró con 6824 millones dólares exportados, cifra sin precedentes en nuestra historia. Pero más espectacular aún son las previsiones para este año, ya que se podrían alcanzar los US$ 10.000 millones. Esta cifra incluso supera con creces las proyecciones oficiales que estimaban un volumen exportador cercano a los 9 mil millones.
Así lo indicó esta semana el ministro de economía Danilo Astori "nadie se extrañe si este año llegamos, y creo que vamos a llegar a US$ 10 mil millones de exportaciones. Esta cifra supondría coronar con un salto del 30% respecto al año anterior casi una década de crecimiento y desarrollo de nuestro sector exportador. Este proverbial desempeño tiene como correlato un fuerte crecimiento de las inversiones en nuestro país que solamente en los primeros cuatro meses de este año se recibieron proyectos por 650 millones de dólares, cifra muy superior a la registrada en el mismo período del año anterior.
Otro indicador auspicioso de la fortaleza y consolidación del proceso expansivo de nuestra economía deriva del hecho de que las importaciones de bienes de capital, es decir maquinarias y equipos para la producción crece también de manera sostenida. De este modo se retroalimenta el círculo virtuoso de más inversión, más producción, lo que significa más trabajo, y más ventas a más mercados.
Cabe recordar que la inversión extranjera directa (IED) en 2007 se situó en el entorno de los 900 millones de dólares. En 2006 se logró una cifra similar si descontamos los 600 millones de Botnia. En tanto el promedio de IED del período 90-95 rondaba los 100 millones y para la segunda mitad de la década el promedio no superó los 200 millones al año.

DÉCADA PARA EL RECUERDO

El dinamismo de nuestras exportaciones tanto de bienes como de servicios con posterioridad a la crisis del 2002-3 no tiene parangón, superando incluso los guarismos alcanzados en los liberales y desregulados noventas. Este crecimiento se verifica tanto en bienes como en servicios. Importa destacar el desarrollo de este último ítem pues dentro de él se encuentran sectores de punta y con fuerte valor agregado como el software, la producción audiovisual y productos veterinarios sectores intensivos en conocimiento.
En el año 2003 las ventas al exterior alcanzaron los 3.052 millones de dólares, de los cuales 2.198 correspondieron a bienes y restos a servicios. En 2004 se alcanzaron los 4.200 millones, donde los servicios ya superaron los 1.000 millones. En 2005 la cifra global de nuestras exportaciones llegan a los 5.100 millones de la divisa verde, y los servicios explotan hasta alcanzar los casi 1.600 millones, lo que supone un salto del 50%. Para 2006 se llega a exportar 5.800 millones, año en que la expansión de los servicios vendidos al exterior se aproximan a los 2.000 millones de dólares. Para 2007 las exportaciones totales alcanzan los 6824 millones.
Por lo de confirmarse las proyecciones del ministro de economía de estarse llegando este año a los 10.000 millones de dólares exportados se estaría cerrando una década donde nuestra economía experimenta un salto cuantitativo de históricas proporciones, pero a su vez la consolidación de un cambio cualitativo en nuestro perfil exportador donde se incorporan nuevos rubros y productos aceptados en el mundo. Este proceso sin embargo es aún incipiente y hacia él se están direccionando esfuerzos y estímulos para apoyar procesos de innovación y desarrollo de nuevos productos en sectores con fuerte componentes tecnológicos
. DIVERSIFICANDO DESTINOS

Otro aspecto de la política comercial que se viene plasmando en estos últimos años es el tipo de inserción de nuestros productos en el flujo comercial mundial. El cambio de perfil , nos muestra que parece que hemos aprendido las duras lecciones de la extrema dependencia de unos pocos mercados, en particular de nuestros vecinos y de EEUU, que ante cualquier alteración provocaban un descalabro de nuestra economía. Hoy para todos nuestros principales productos, salvo la industria del caucho y el plástico que se coloca en nuestros socios del Mercosur, se ubican en la categoría extrarregional y catalogada como de fuerte inserción, es decir, supone un flujo confiable y sostenido de comercio.
URUGUAY Y EE.UU. FIRMARÁN TRES NUEVOS ACUERDOS

El próximo 30 de noviembre se firmarán tres nuevos acuerdos entre Uruguay y Estados Unidos en el marco del TIFA, relativos a facilitación del comercio, medio ambiente y comercio electrónico, informó el canciller Gonzalo Fernández.
En tanto, el 30 de agosto se realizará una reunión entre los coordinadores de ambos países, para acordar la redacción final de los tres convenios. La información fue adelantada días pasados por el titular de Relaciones Exteriores, a los integrantes de la Comisión de Asuntos Internacionales del Senado. El canciller concurrió a dicha comisión, precisamente para dar cuenta de los avances que se vienen registrando en torno al Acuerdo Marco Sobre Comercio e Inversión entre Uruguay y Estados Unidos (más conocido como TIFA, por su sigla en inglés). Si se logra el consenso necesario en la reunión de agosto, el 30 de noviembre se celebrará una nueva reunión del Consejo sobre Comercio e Inversiones del TIFA, donde se firmarán los nuevos acuerdos. Cada parte nacional está en la fase de intercambio de información, textos, proyectos, propuestas y contrapropuestas. Fernández dijo que también se está analizando si se firmará un acuerdo con tres capítulos diferenciados o tres acuerdos por separado.
¿QUÉ ES UN TIFA?
Hay tres niveles de relacionamiento con el país del norte: el Jicta (Join Comisión of Trade and Investment, que fue el ámbito donde se negoció el Tratado de Protección Recíproca de Inversiones , el CITA (Comisión of Investment and Trade Agreement), que corresponde al ámbito institucional del TIFA. Finalmente, se encuentra el Tratado de Libre Comercio (TLC), propiamente dicho. El acuerdo TIFA fue el nivel de entendimiento elegido por decisión política de este gobierno. Tiene un formato simple y, en general, posee entre 11 y 20 considerandos y un máximo de 10 artículos y no necesita ser ratificado por el Parlamento. Este convenio está incorporado al Tratado de Protección Recíproca de Inversiones con EEUU firmado por el gobierno de Jorge Batlle y aprobado con modificaciones por el actual gobierno.
El TIFA supone un pacto comercial , en donde se fija un rango amplio de tarifas e impuestos y se incluye garantías para las inversiones. Este acuerdo es un mecanismo consultivo destinado a discutir cuestiones que afectan al comercio y la inversión entre EEUU y otro país. Los acuerdos TIFA han sido negociados principalmente con países que están en sus etapas iniciales de apertura de sus economías al comercio internacional y a la inversión. En los últimos años EEUU ha suscrito este tipo de acuerdo con buena parte de los países árabes y musulmanes del Zagreb y Oriente Medio.
En el TIFA, el Consejo de Comercio e Inversiones, es un órgano consultivo en cuestiones específicas relacionadas con el comercio y las inversiones que sean de interés para las partes. Este consejo tiene como cometido expandir el comercio de productos y servicios, promover medidas apropiadas para incentivar y facilitar el comercio y asegurar condiciones favorables para las inversiones de largo plazo.

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