miércoles, 30 de junio de 2010

Comprendiendo los nuevos tiempos

Por Lorenzo Gonzalo*

Cuando se agotaron las vías políticas en Latinoamérica en los años sesenta del Siglo XX, los sectores desplazados, escogieron la vía insurrecta como modo de hacerse escuchar.

Anterior a esa fecha habían surgido guerrillas en Colombia a raíz del asesinato en 1948, de Eliér Gaitán, líder del Partido Liberal. Este Partido y el Conservador, habían gobernado en una sucesión de choques y algazaras que finalmente conmovieron los cimientos de aquel Estado.

Latinoamérica en general vivió una época de dictaduras militares o gobiernos de civilista apariencia, a partir de los sesenta. Ninguno de ellos logró la paz deseada por Estados Unidos, cuyas Administraciones vivían la contradicción de requerir el servicio de esos países para contener los cambios sociales propuestos por las izquierdas y supuestamente apoyados por Rusia.

Aunque tanto ésta última como Estados Unidos, quisieron siempre presentar los conflictos sociales como un asunto privado de ambos, los movimientos de cambio latinoamericanos eran mucho más complejos.

En la realidad no existía una sólo izquierda, como tampoco una idea única de capitalismos.

La izquierda se mezclaba incluso con los moderados de la derecha ly los movimientos oscilban entre las propuesta sociales de las doctrinas de la Iglesia Católica, las diversas tendencias socialdemócratas, los simpatizantes de los recién creados "estados de bienestar europeos" y los partidos y movimientos comunistas liderados por Moscú y Cuba.

Ninguno de estos gobiernos sustentados únicamente en la fuerza, logró la paz social y política que aspiraba Washinton.

Su agotamiento originó eventualmente una recomposición que comenzó a cobrar forma a finales de los años ochenta. En el momento que desaparece el Bloque Soviético, los países del Continente Sur en general, pudieron enfrentar sus divergencias políticas haciendo uso de unos mecanismos de elección que, por razones de su desarrollo particular, gozaban aún de cierta independencia en relación a los poderes económicos que aspiraban al control del Estado.

Las grandes convulsiones que precedieron a esta época, habían impedido la formación de un “establecimiento” estatal. La desaparición formal de la violencia de Estado, ligada a la memoria histórica de los años de represión incruenta, inclinó las votaciones hacia las fuerzas progresistas.

En ese proceso, los poderes tradicionales, conformados por las oligarquías y los intereses económicos de nuevo cuño, no tuvieron igual tiempo en todos los países, para adaptarse a las nuevas circunstancias. Al carecer de los instrumentos políticos adecuados para manipular las votaciones, favorecer abstenciones o de apelar al fraude, perdieron control sobre el Estado. El voto, se convirtió en un instrumento efectivo para la ciudadanía, a pesar de las deficiencias de los mecanismos de elección.

Este proceso renovó las bases del Poder en Latinoamérica y ha dado lugar al surgimiento de nuevos protagonistas. Les toca a ellos administra el orden social de sus países, de manera que logren un proceso de evolución sostenido.

La madeja existente es compleja.Las relaciones internacionales continúan prisioneras de los países desarrollados, quienes tienen un interés muy reducido en favorecer el desarrollo de las economías internas de los más pobres. La amenaza verbal de los más pequeños, alardes de fuerza y discursos apocalípticos, no bastarán para contener las conspiraciones y maniobras de los poderosos.

Será necesario aprender a navegar en tiempos de borrascas. La brecha creada por los niveles tecnológicos de los más desarrollados limita ciertos avances sin la presencia de sus capitales e industrias y con un mínimo al menos de su comercio.
Las necesidades de cambio, para superar las insuficiencias distributivas del modo económico actual, bautizado como capitalismo, deben ser probadas sobre la marcha.

Conocemos mucho del desarrollo histórico de la producción y de los procesos productivos de los países desarrollados y los emergentes. Sabemos la importancia de establecer como primicia una economía interna, aunque sea incipiente, para afincar la creatividad individual y hacer efectivo el trabajo colectivo que demandan las producciones masivas. El camino recorrido nos aporta lo suficiente para planear y poner en marcha, nuevos senderos que superen las ineficiencias de la forma de producción económica actual, al tiempo que las acciones de los poderosos son bastantes predecibles.

Nostalgias soviética y 'sueños americanos', conduciran indefectiblemente a la destrucción de las capacidades productivas o a la creación de gigantescas asimetrías en la distribución de la riquezas.

Aunque pueda parecer tonto decirlo, no podemos llegar al final si no comenzamos por el principio.

China en el Asia y Brasil en América, es prueba de que se puede contener a los poderosos con sólo concentrar los esfuerzos en el desarrollo interno y asumiendo en lo posible, una política internacional de "dejar hacer, dejar pasar"

En la actualidad los márgenes de invasiones y ocupaciones de parte de Estados Unidos están muy limitados, excepto que provocaciones extremas o amenazas inminentes a su seguridad nacional brinden una oportunidad a sus halcones. Este fue el caso de Irak, a quien los políticos más avezados aconsejaron proceder con cautela para evitar la ocupación.

El proceso latinoamericano ha probado que es posible avanzar a contrapelo de los intereses de Washington, si se procede con realismo.

En la actualidad podemos repetir las revoluciones del pasado siempre y cuando no pretendamos copiarlas al carbón y sepamos interpretar la dinámica actual.

Es importante estudiar con mucha atención el caso de Brasil y China. Seguir de cerca los procesos iniciados en Ecuador, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Venezuela y otros. No podemos dejar fuera a Viet Nam, cuyo desarrollo fluye tan silenciosamente, que pocos saben siquiera el nombre de sus representantes políticos.

Si se logran estabilizar los procesos existentes e iniciar otros, en el futuro no será necesario prestar tanta atención a las vías políticas como a los mecanismos de participación. Sin embargo, es importante no perder las perspectivas, ante los triunfos parciales logrados en América y el Caribe, donde una grandilocuencia mal sumida puede convertirse en el más temido enemigo.

Miami, Estados Unidos de América, 30 de Junio del 2010
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami (www.radio-miami.com)

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