martes, 13 de julio de 2010

Honduras: “El golpe creó la Resistencia y la Resistencia cambió toda nuestra forma de vivir”

"Nadie debe obediencia a un gobierno ursupador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen.Los actos verificados por tales autoridades son nulos. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurreción en defensa del orden constitucional".
Articulo 3 de la Constitución de Honduras

Unas reflexiones subjetivas un año después del golpe de estado militar en Honduras.

POR DICK EMANUELSSON

(Publicada en la Revista Correo No 10, Managua)

NO ES FÁCIL RESUMIR LO OCURRIDO en esta año tras el golpe contra el presidente Manuel Zelaya, pues tengo tantas impresiones de un pueblo valiente y admirable. Hemos cubierto innumerables marchas y manifestaciones, hemos visitado muchos sitios del interior del país, participado en velorios y sepelios de miembros activos del Frente Nacional de Resistencia (FNRP), asesinados por escuadrones de la muerte. Pero creo que las palabras de BERTA CÁCERES, líder del Consejo cívico de Organizaciones Populares Indígenas de Honduras (COPHIN), resumen el brusco cambio que significó el 28 de junio de 2009 para el pueblo hondureño:
"El golpe creó la Resistencia y la Resistencia cambió toda nuestra forma de vivir". Ya nada es igual. Dicen que Pablo Neruda hizo un poema sobre el pueblo de Honduras que decía más o menos que "el Pueblo puede estar dormido cien años pero cuando el pueblo de Morazán despierta, despierta con todo".

Y así es. Un pueblo que antes el 28 de junio estaba sumiso ante el poder fáctico en Honduras, perdió todo el miedo y subordinación ante “El Patrón”. Y no solamente ante el patrón y los uniformados. Han enviado al carajo al cardenal, a obispos y pastores millonarios, y acá tenemos un pueblo sumamente creyente, pero ya no obedece más a los verdugos, patronos o los voceros religiosos de la clase social que domina Honduras.

EL EMBAJADOR DE ESTADOS UNIDOS Hugo Llorens entró a la Casa Presidencial a las 21.30 de la noche el 27 de junio de 2009. Saludó uno por uno a los invitados. Ahí estaban sentados los embajadores acreditados en Tegucigalpa. Los periodistas se acercaron como moscas para ver y escuchar la conversación formal entre los dos personajes. Intercambio de frases formales y nada especial. Después de unos 30 minutos del encuentro entre presidente Manuel Zelaya Rosales y los observadores internacionales que habían llegado a la tierra de Francisco Morazán para presenciar la Consulta Popular al día siguiente, el embajador Llorens se levantó y se fue del encuentro.

¿Qué cosas se movían en la cabeza de este cubano-americano cuando salía de la Casa Presidencial, dejando atrás un presidente que había normalizado las relaciones diplomáticas con la Habana y afilió el tercer país más pobre del continente americano a Petrocaribe y ALBA?

Dos semanas antes, en la ciudad de San Pedro Sula, Llorens se quejó ante Patricia Rodas, canciller de Honduras, porque su jefa, la Secretaria de estado Hillary Clinton, había tenido que esperar doce horas para poder intervenir en la Cumbre de la OEA, que se realizaba en esa ciudad hondureña. Rodas le respondió: “los pueblos latinoamericanos hemos esperado 40 años para poder hablar”.

Clinton se fue sin intervenir en esa cumbre, la misma donde la OEA resolvió la reintegración de Cuba al sistema interamericano y pidió al gobierno cubano volver a la “familia de la OEA”. La resolución fue de consenso y con el abierto respaldo del gobierno de Zelaya. Cuarenta años antes, el gobierno hondureño de turno había propuesto la expulsión de Cuba por el delito de emprender una revolución antiimperialista. Eran otros tiempos, cuando Washington dictaba a Tegucigalpa la política exterior que debía asumir.

La Habana respondió que “no”, porque seguramente los cubanos no quieren estar en un organismo –bautizado por el Che como el “Ministerio de Asuntos Coloniales de EE.UU.”–, dado que aún es un organismo en manos de Washington. Hillary se fue sin hablar, pero ella todavía no había dicho la última palabra sobre Honduras.

LA NOCHE DEL SÁBADO 27 de JUNIO, durante la cena que Zelaya ofreció a 45 o 50 observadores internacionales que habían acudido a la consulta nacional sobre la Constituyente prevista a realizarse el día siguiente, el Presidente dijo algo difícil de olvidar:

“Mañana vamos a la Consulta Popular. La Centroamérica de ayer con los golpes de estado y guerras civiles no es la Centroamérica de hoy. Ahora las guerras se hacen en las urnas”.

Seis horas más tarde, a las 5:20 de la madrugada del 28 de junio, Zelaya fue sacado en pijamas de su casa en Tegucigalpa, mientras unos cien militares disparaban una lluvia de balas sobre su cabeza.

¿Sería esta la razón por la cual el embajador Llorens se marchó anticipadamente de Casa Presidencial la noche anterior? ¿Acaso iba a reunirse con la misma cúpula cívico militar con la que se había reunido unas semanas antes, junto a John Negroponte, para “discutir el futuro de Honduras”?

A Zelaya lo expatriaron a Costa Rica, pero antes, el avión militar que lo conducía tomó rumbo norte para aterrizar 15 minutos más tarde en Palmerola, la base aérea de Estados Unidos en Honduras, construida en 1982. Esta base cuenta con la pista aérea más larga de Centroamérica y está ubicada en el centro del centro del istmo. Su ubicación geoestratégica es indispensable para la militarización del continente por parte de Estados Unidos.

Meses antes del golpe, Zelaya había sugerido al Pentágono desalojar la base de Palmerola. Algo así como “muchas gracias, pero ahora les toca irse porque ya somos soberanos y acá vamos a construir un aeropuerto internacional”.

Ante la insistencia del Departamento de Estado de EE.UU. de negar su implicancia en el golpe militar no cabe más que preguntarse ¿Será que la Fuerza Aérea Hondureña no tenía combustible suficiente en su propia base de Tegucigalpa (la más grande de Centroamérica), y por eso el avión tuvo que llegar a Palmerola para pedirle a los gringos: ¡Full gastank, please! (llene el tanque, por favor!)?

Honduras ya estaba en crisis

Un reflejo de la crisis del sistema bipartidista en Honduras fue el resultado de las elecciones internas en noviembre de 2008 de los partidos Liberal y Nacional (conservador). Solo 400 mil hondureños de un padrón electoral de 4,6 millones acudieron a votar para elegir a su respectivo candidato presidencial. Fue una participación de menos del diez por ciento del electorado. ¿Por qué? Porque el pueblo había perdido credibilidad en el modelo de democracia vigente; un modelo que excluye a amplios sectores de la población de la toma de decisiones para favorecer los intereses de la oligarquía local.

Pero la izquierda hondureña, agrupada en el Partido Unificación Democrática (UD), tampoco salió ilesa en ese proceso. Cesar Ham ganó las elecciones internas pese a la recia oposición del movimiento popular hondureño, que demandaba a la UD, una mayor integración de su parte a los movimientos sociales y mayores compromisos frente a las demandas de la población.

Y fue en ese contexto que se configuró el así llamado “Gobierno de Unidad Nacional”. Obedeciendo el guión escrito por el Pentágono y el Departamento de Estado, una semana antes de las elecciones, Ham reiteró su candidatura a la presidencia con el único objetivo de alcanzar un cupo en el régimen continuista del golpe de estado. Porfirio ‘Pepe’ Lobo fue proclamado Presidente de Honduras, el 27 de enero de 2010.

Por el Partido Liberal resultó nominado candidato presidencial el ex vicepresidente Elwin Santos con 51 % contra 26 para Roberto Micheletti de los votos. Micheletti había soñado toda su vida de ser presidente y falló otra vez en las internas. Pero el 28 de junio del 2009, como presidente del Congreso Nacional, cumplió su sueño. Aunque para ello corriera la sangre del pueblo en las calles de Honduras.


LA CREACIÓN DEL FRENTE NACIONAL DE RESISTENCIA contra el Golpe de Estado ha permitido confirmar que si existe una alternativa política popular para llenar el vacío político, vacíos generalmente son cooptados por elementos populistas o neoliberales como Alberto Fujimori en Perú, Álvaro Uribe en Colombia, o Abdalá Bucaram en Ecuador, el pueblo se integra.

La noche el 28 de junio 2009, en el establecimiento de pupusas frente a la Casa Presidencial, se constituyó el Frente de lucha que aún sacude a la oligarquía hondureña y al Departamento de Estado. Esta organización de estructura horizontal está formada por 44 organizaciones populares, y ha logrado mantener su unidad en base a una plataforma política mínima. Y si su primer objetivo fue derrocar al régimen golpista, ahora se plantea la lucha por una Asamblea Constituyente Popular.

Económicamente se vislumbra un colapso en el país. Sólo en concepto de remesas, Honduras recibió en 2009, más de 2,407,8 millones de dólares (equivalente al 24,8% del Producto Interno Bruto), lo que supone una caída del 11.1% frente a 2008.

La profundidad de la crisis ha revitalizado el reclamo popular por hacer del Frente Nacional de Resistencia un instrumento de las luchas cotidianas del pueblo hondureño. Sus dirigentes y voceros están en todas partes.

Demandan a la Corte Suprema de Justicia la reintegración de los jueces antigolpistas, y rechazar las demandas de los gerentes que pretenden despedir a dirigentes sindicales, a trabajadores. También acompañan las huelgas de hambre de funcionarios y maestros en su lucha por preservar la educación pública, ó rindiendo homenajes a sus compatriotas asesinados por el régimen a través de su guerra sucia de baja intensidad.

El gobierno de Lobo ha golpeado al sistema educativo del país, con la expulsión masiva de educadores, sustituyéndoles por funcionarios adeptos al partido golpista. En defensa de sus derechos, miles de educadores a lo largo de este año han protagonizado paros laborales y huelgas de hambre. La crisis en este sector se ha agudizado por el robo al fondo de pensiones del magisterio nacional (INPREMA), estimado en unos 220 millones de dólares. Gabriela Núñez, ex jefa del Banco del Estado, fue despedida en su oportunidad por el presidente Zelaya por ineficiencia en el manejo de esos recursos y de sus funciones pero apareció en el mismo cargo durante el régimen golpista. El estado hondureño, en situación de inminente bancarrota, debe a los pensionados más de 3,5 mil millones de Lempiras.

Los hospitales tampoco cuentan con medicinas para atender a la población, lo que ha permitido que una peste de dengue hemorrágico cause muchos muertos. De igual modo, el país vive ahora una violencia generalizada. Desde el golpe militar, cada semana son asesinados activistas del Frente de Resistencia.

APROH y BATALLÓN 3-16

El 10 de enero de 1983 la Asociación para el Progreso de Honduras (APROH) obtuvo su personería jurídica. APROH es considerada la logia corporativa del país donde la cúpula de la sociedad integrada por los partidos, los generales de las FF.AA., los jueces de la CSJ y fiscales del poder judicial, las iglesias católicas y evangélicas, los empresarios y parte del movimiento sindical reformista.

Pese a su nombre APROH es una logia neoliberal proimperialista. Fue creada al mismo tiempo que se creó el Batallón 3-16; cuyos primeros 25 miembros fueron entrenados en una base de aviación en el sur de Estados Unidos, tanto por agentes de la CIA como por militares argentinos y funcionarios del Departamento de defensa en los temas de Guerra Contra el Enemigo Interno, Doctrina de Seguridad Nacional, y Guerra Sucia.

En ese mismo período, entre 1981 y 1985, John Negroponte fungió como embajador de EE.UU. en Honduras. A su llegada, el presupuesto militar era 3,7 millones de dólares y cuando partió cuatro años después ascendía a 77 millones de dólares. La militarización de la sociedad hondureña fue total, bajo el pretexto de impedir una reedición del triunfo sandinista en Honduras. Pero obviamente el objetivo también era convertir a ese país en un portaviones fijo para apoyar la lucha contrainsurgente en Nicaragua y El Salvador.

Encabezado por el general Gustavo Álvarez Martínez, jefe de las FF.AA. y Billy Joya, capitán de la policía nacional, el Batallón 3-16 comenzó su guerra sucia contra la oposición popular hondureña con la “desaparición” de centenares de dirigentes y activistas populares, todo esto bajo la tutela de Negroponte.

APROH fue un organismo que estaba encima del Estado y de todo control democrático, que elaboraba propuestas de nuevas leyes y recomendaciones en materia de política exterior. Era la logia que incluso propugnó en algún momento disolver la República de Honduras y solicitar a Estados Unidos un status de miembro libre asociado. Durante una reunión en Miami, en septiembre de 1983, recomendó a dirigentes vinculados a la administración Reagan, invadir a Nicaragua para aplastar a la revolución sandinista.

En esos años, la mayoría de los personajes visibles de APROH fueron los empresarios Rafael Ferrari, Miguel Facussé, Freddy Nazar, y políticos como el ex presidente Callejas o Ricardo Maduro. Todos ellos figuran en el roster de los golpistas del 28 de junio de 2009. Al margen de todo protocolo, la APROH continúa sosteniendo encuentros con el embajador estadounidense en Honduras.

Un año atrás

ALAUCA, a 11 kilómetros del puesto fronterizo Las Manos, frontera con Nicaragua. No hay paso para la frontera. Una valla de soldados y policías, que posteriormente fue reforzada con policías Cobras, impide el paso de miles de hondureños y hondureñas que avanzan para recibir al presidente Manuel Zelaya. Es viernes 24 de julio y la multitud se muestra indignada por la presencia de uniformados. Durante todo el día ocurren enfrentamientos entre la población y los uniformados armados. Frente a la represión estatal la gente se reagrupa, construye barricadas y vuelven a enfrentarse a los ‘verdes’.

En la tarde de ese viernes Pedro Magdiel, albañil de 23 años, es detenido por los militares.

Desde las 14 horas el gobierno ha impuesto el “toque de queda indefinido” en todos los departamentos fronterizos. La esposa del presidente Zelaya ha logrado llegar a la comunidad de Arenales, unos 60 kilómetros de la frontera pero una valla militar impide su paso. Con ella se encuentra Carlos H. Reyes, Juan Barahona, Rafael Alegría, Marvin Ponce, diputado de la UD, y otros dirigentes. Xiomara Castro de Zelaya concluye que para el futuro de Honduras es decisivo “El Frente interno”. Recordaré esa frase meses después, cuando Manuel Zelaya tenía confianza en el Departamento de Estado de EE.UU. y la Comunidad Internacional. En la mañana el 25 de julio regresamos a Alauca y un líder de la Comisión de Seguridad de la Resistencia nos llevó detrás de una fábrica de café, a solo cien metros de la valla militar. Con los ojos abiertos al cielo, como preguntando ¿porqué me mataron, malditos asesinos? está el cuerpo de Pedro Magdiel. Aparecen dos amigos de Pedro, y al ver su cuerpo, se desbordan en llanto.

El médico forense y la policía de investigación (DNIC) constatan que el cuerpo ha sido torturado con 53 picadas de cuchillo o de machete, y que su deceso ocurrió unas 8 o 10 horas antes. Es decir, cuando estaba detenido en la estación policial de El Paraíso. Según la gente, la policía asegura que le liberó a las 6.30 de la mañana.

Mientras, en la ciudad de Ocotal, en Nicaragua, Zelaya desoye la agresiva advertencia de Hillary Clinton, e instala su campamento a pocos metros de la frontera con su país. Miles de hondureños caminan desde Alauca, unas 10 y 12 horas, para encontrarse con su presidente. Se habla de organizar la resistencia popular. En Tegucigalpa la prensa golpista asegura que Zelaya hace preparativos para organizar una guerra.

– ¿“CUANTAS ARMAS TENEMOS”? pregunté yo, y en total tuvimos unas diez armas. No mucho para comenzar una guerra de guerrillas contra un ejército apoyado por los gringos, me contó una mujer que pasó la frontera y se instaló en unos de esos campamentos.

El presidente Zelaya por su parte, asegura que sus planes no contemplan la resistencia armada. Los pueblos hondureños situados en zonas fronterizas con Nicaragua y El Salvador, sufren las consecuencias del toque de queda por más de una semana. Esta situación les ha afectado sus actividades comerciales cotidianas, incluyendo la compra de alimentos.

En el resto del país el toque de queda comprende entre las 16 y las 6 horas. La población parece tener sus propias viviendas por cárcel. Mientras, Hillary Clinton enfila sus críticas contra Zelaya, y maniobra y conspira con nuevos ‘planes de paz’, para poder llegar al 29 de noviembre 2009 y realizar elecciones generales.

El colega documentalista Unai Aranzadi, presente en esos días en Alauca, produjo el documental “Alauca, ahora o nunca”; lo que bien resume la situación a menos de un mes del golpe de estado. Las máscaras de los arquitectos del entramado empiezan a caer poco a poco, una tras otra. Aún así el presidente insiste en la no violencia del pueblo, obviando que el artículo 3 de la Constitución Política otorga al pueblo el derecho constitucional a insurreccionarse contra los usurpadores del poder.

¿Perdimos esa oportunidad cuando el mundo entero condenaba el golpe, cuando los hermanos pueblos vecinos y los sindicatos bloquearon los puestos fronterizos, cuando el pueblo sufría por el toque de queda y era masacrado en las colonias, en los barrios y en las aldeas? ¿cuando el presidente Zelaya no dio la señal para que nos levantáramos con todo contra los golpistas? Esta son preguntas que muchos hondureños aún se hacen.

PERO MANUEL ZELAYA ES LIBERAL. Y de la mano de sus fieles asesores y compañeros de partido sostiene que la lucha de la Resistencia debe ser pacífica. Por ello, confió en tres ocasiones en los poderes imperiales y en sus organismos. Igualmente, fue tres veces traicionado por Hillary Clinton, por Insulza, por Arias, y de otros más; los mismos que hablan de “reconciliación de la familia hondureña” pero no dudan en apuñalarlo por la espalda.

La decisión de Zelaya de entrar clandestinamente a Honduras y asilarse en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, para permanecer cautivo en una suerte de jaula de zoológico, y aceptar una tortura durante cuatro meses, fue una decisión “irresponsable e idiota”, tal como lo declaró, muy honestamente el embajador alterno de Estados Unidos ante la OEA, Lewis Amselem.

Este Amselem es el mismo que siendo Secretario de la embajada estadounidense en Guatemala, en la década de los años 80, se quedó de manos cruzadas cuando supo que una de sus compatriotas, la religiosa y enfermera Diana Ortiz, había sido torturada y violada por los organismos guatemaltecos de seguridad, el 2 de noviembre de 1989.

“El retorno del presidente Zelaya a Honduras es irresponsable e idiota y no sirve ni a los intereses de su pueblo ni a aquellos que buscan el restablecimiento pacífico del orden democrático en Honduras”, declaró Amselem el 28 de septiembre 2009.

Estas declaraciones descontroladas y las similares expresadas por Clinton, pusieron al desnudo la posición de Obama frente al golpe de estado en Honduras. Aún así, faltaba la farsa del “acuerdo de paz”, Tegucigalpa-San José, que recomendaba a las dos partes (¡Sic!) crear un gobierno de Unidad Nacional, una Comisión de la Verdad de los sucesos antes (Sic), durante y después el golpe de estado. Zelaya cayó otra vez en la trampa y se tragó el anzuelo tirado por Clinton.

Después de los tres “acuerdos” orquestados por el Departamento de Estado con el activo respaldo del Presidente Oscar Arias (Costa Rica) y de la Unión Europea, llegó el 29 de noviembre de 2009, el día “D” de la mara Obama&Clinton, Micheletti, la oligarquía hondureña y la derecha internacional. El primer golpe de estado militar “suave” había logrado su cometido: interrumpir un proceso político muy moderado, dirigido por un líder liberal que si confrontaba con el Imperio pero, cuando se trataba, confiaba más en el Departamento de Estado que en la fuerza de su propio pueblo en la solución del golpe de estado.

Zelaya fue admirado por miles de hondureños, incluyendo al autor de este reportaje. Y duele decirlo, porque en lo personal no dudo de su vocación de servicio al pueblo, su gobierno ha sido el mejor de los últimos tiempos en Honduras, pero su debilidad fue no haber entendido la naturaleza y la fuerza descomunal del enemigo. No pudo manejar las maniobras Obama&Clinton.

21-23 de Septiembre 2009

El pueblo de Tegucigalpa se rebeló contra el toque de queda indefinido. Fueron casi 48 horas sin poder salir a las calles, pero lo hizo. La población tomó control de varias colonias y barrios. Algunos puestos policiales fueron tomados por la población, que en su rabia por la represión brutal y sangrienta, optó por rebelarse. La dictadura no tardó en darse cuenta que el toque de queda había permitido a la Resistencia intensificar su organización en las colonias y barrios populares, y no perder tiempo en marchas diarias de la Universidad Pedagógica u otros puntos de la ciudad capital. La lucha contra la dictadura se asentó en los lugares donde estaba concentrada la mayor parte del pueblo hondureño.

Al levantarse el toque de queda, nuevamente inició la manipulación de las diferentes comisiones de los golpistas, de la OEA, de los representantes de Zelaya, etcétera hasta que llegó el 29 de noviembre. Ya en esa fecha, la dictadura estaba totalmente segura del respaldo público que más temprano que tarde recibiría de EE.UU. y de Europa. A Micheletti le tenía sin cuidado que el Departamento de Estado o la Unión Europea le hubiesen quitado su visa para viajar a esos países. Al fin de cuentas ya todo estaba en orden. Los gringos y europeos podían continuar comprando banano, café, aceite, madera, camarones a la oligarquía comercial, lo que aseguraba las ganancias a los patrones del Golpe de estado.

Mientras que Estados Unidos ha mantenido un bloqueo criminal por casi 50 años contra Cuba, impidiendo incluso el comercio de medicamentos vitales para la salud de niños con enfermedades cardíacas, entre Honduras y Estados Unidos no ocurrió absolutamente nada después el 28 de junio 2009. El número de militares estadounidenses, unos 700 aproximadamente, se mantuvo en la base de Palmerola.

Cuando se escriben estas líneas, el jefe del Comando Sur en Honduras se apresta a entregar en concepto de ayuda vehículos militares a las FF.AA. hondureñas por un costo de 20 millones de dólares. Según Hugo Llorens, la USAID desembolsará “unos 75 millones de dólares de fondos para reactivar diversos proyectos y programas en Honduras”. La Unión Europea compite otra vez con Estados Unidos por un nuevo Tratado de Libre Comercio con este país, y mientras America Latina muestra algo de dignidad en relación al golpe de estado y se niega, hasta ahora, a permitir el reingreso del régimen de Pepe Lobo a la OEA, hasta tanto el derrocado presidente Manuel Zelaya no pueda ingresar a su país sin el riesgo de ser detenido por el principal actor judicial del golpe: la Corte Suprema de Justicia.

NO IMPORTÓ QUE MANUEL ZELAYA recomendara a los hondureños que se abstuvieran de participar en las elecciones cubiertas por la sombra de las bayonetas; tampoco que se hubiera roto el acuerdo suscrito entre sus delegados y los golpistas, bajo el nombre de Acuerdo Tegucigalpa-San José. El día de los comicios, el embajador Llorens desde muy temprano dijo ante decenas de reporteros, que estaba impresionado por la cantidad de hondureños que habían llegado a votar y que era una gran fiesta democrática; a pesar de que los propios militares, un mes antes de las elecciones, habían organizado esos comicios, y en ese contexto habían enviado cartas a todos los alcaldes del país exigiéndoles los datos personales (nombres, apellidos, direcciones) de todos los lideres de la Resistencia en su municipio.

En esos comicios no participó ningún organismo de vigilancia electoral, ni internacional ni nacional, con excepción de “Hagamos Democracia”, financiado en gran parte por la USAID. Sus mil observadores vigilaron ocho mil mesas. A las 20.30 de la noche del 29 de noviembre, abrieron el sobre donde “Hagamos Democracia” admitía que sólo un 47,3% de los hondureños habían ejercido su derecho al voto. Para la Resistencia ni siquiera un 35% de la población hizo uso de ese derecho.

Fue tan evidente la derrota de los golpistas que el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Saúl Escobar, lucía demacrado e inseguro cuando frente a las cámaras de televisión se apresuró a decir que el 61 por ciento de los 4.6 millones de electores había asistido a las urnas. Un mes más tarde, el 23 de diciembre, cuando todo estaba preparado para la fiesta navideña, se oficializó el último boletín electoral informando que un 46,7 % del pueblo había participado en las elecciones. Pero ya la mentira del 61 % de participación había sido registrada en los documentos oficiales de los gobiernos del mundo y por las agencias de noticias.

Un grave error táctico cometido por la propia Dirección de la Resistencia, según gente de la propia Resistencia, fue que hubiese recomendado a sus compatriotas a encerrarse en un “Toque de queda Popular” el día 29. Contrario a esa recomendación, en San Pedro Sula, más de cinco mil sampedranos salieron a protestar contra las elecciones militarizadas y la maniobra golpista que buscaba legitimar el golpe del 28 de junio, sabiendo que la prensa nacional o medios internacionales como CNN tomarían en serio las declaraciones de Hugo Llorens: “¡Todo es una gran fiesta democrática!”. Ese día. el pueblo se enfrentó a la policía y a los militares en el centro de la segunda ciudad industrial más importante de Honduras. La represión no se hizo esperar.

La convocatoria de la Resistencia

Debe entenderse que la Resistencia es un frente de lucha amplio, y en ella coexista toda una gama de movimientos sociales. Su núcleo está construído por el magisterio con sus casi 60.000 afiliados y por las tres centrales obreras, las que no siempre actúan coodinadamente por sus contradicciones idiológicas.
Esto es visible en que sus convocatorias han tenido muy buena respuesta de parte del sector público, no así del sector transporte, clave para golpear la economía en manos del sector privado empresarial, y colomuna vertebral del golpismo hondureño. Los transportista han sufrido los dramáticos aumentos del combustible después que Petrocaribe expulsó a Honduras como miembro de la organización regional. La gasolina súper que el 28 de junio costaba 47 lempiras, actualmente tiene un valor de 80 lempiras.

“Estamos organizados en casi todo el territorio nacional”, afirma Juan Barahona, coordinador general de la Resistencia, en una entrevista realizada en enero del 2010. Sus ejes de trabajo son tres: formación, movilización y acción. Poco a poco, aprovechando el escaso espacio democrático que ofrece la dictadura, el pueblo se organiza en la Resistencia. La campaña de recolectar 1,25 millones de firmas para exigir una constituyente y el regreso de Manuel Zelaya ya está en marcha, y hasta ahora han logrado sumar unas 650.000 firmas. El trabajo es importante por que obliga a cada activista de la Resistencia a prepararse políticamente para enfrentar y argumentar con sus vecinos, con sus compañeros de trabajo y pueblo en general, la importancia de una nueva Constituyente.

Para algunos, la exigencia de incluir en la campaña por la Constituyente el regreso de Manuel Zelaya es un grave error táctico, por que reduce la base política por un éxito de la campaña de la Constituyente.

“Hay muchos nacionalistas que quieren firmar la campaña por la Constituyente pero no quieren firmar por Manuel Zelaya”, comenta una mujer del pueblo indígena Lenka del Departamento La Paz. La experiencia del presidente Hugo Chávez en el referendo 2006, que planteaba cambiar sólo el artículo que prohibía la reelección pero que finalmente se convirtió en una campaña para cambiar otros 80 artículos más, que en realidad reformaban toda la constitución bolivariana para decretar el Poder Popular y el Socialismo, etapas que sabemos no se decretan sino que el pueblo las conquista en su lucha cotidiana. Y en esa ocasión, Chávez perdió el referendo por un solo punto.

Con esas lecciones, es políticamente riesgoso jugar ambas demandas en una sola carta. Lo más acertado sería ganar primero la batalla por la constituyente, pero al mismo tiempo reforzar la campaña para que todos los exiliados puedan regresar al país bajo condiciones políticas seguras, y esto tampoco puede decretarse así no más. Es evidente que los golpistas ven con preocupación el desarrollo político y el crecimiento numérico de la Resistencia. Ello explica el incremento de la represión en donde caen asesinados militantes de la resistencia cada semana. La pregunta que aún no logran responder los líderes de la Resistencia es: ¿Cómo evitar que se repitan los asesinatos y desapariciones de militantes de la Resistencia, tal como sucedió en la década de los 80?


“PARA LOS LIBERALES EN RESISTENCIA el partido (Liberal) ya está muerto. Ha sido cooptado por la oligarquía. Ahora somos sólo Resistencia”, es una expresión bastante común entre los antiguos militantes de la agrupación. Pero algunos miembros de la cúpula de ese partido, todavía creen que pueden salvarlo y para tener protagonismo actúan bajo diferentes parámetros a fin de convertir a la Resistencia en otro partido más.

Llorens, junto con oligarcas liberales -entre ellos, el empresario y ex presidente Carlos Flores Facussé, no cesan en sus intentos de salvar el bipartidismo y reforzar al Partido Liberal, con la intención de aislar y neutralizar a la Resistencia, que amenaza con convertir a dicho partido en sólo una sombra de su pasado. El propio Manuel Zelaya está en un dilema.

La decisión unánime de la Resistencia de no jugar en la cancha del enemigo, convirtiéndola en una opción netamente electoral, con personería jurídica, etc., ha sido vital para mantener su unidad, de cara a convertirse en una herramienta política de lucha, en donde la Constituyente pueda ser la base jurídica para un pueblo que avanza en sus metas políticas de crear una nueva república popular y soberana.

El líder liberal Rasel Tomé, asesor político de Zelaya, con quien estuvo durante los cuatro meses en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, rechaza firmemente a los liberales que actúan en la sombra para convertir la Resistencia a un partido político tradicional.

Dice que “la parte electoral es lo más sucio del debate. Nosotros (La Resistencia) lo hemos dicho, y esta frase ya la tiene el pueblo, que le contesta a quien anda con intereses personales diciendo ‘por ahora con nadie, por ahora con ninguno: Si a la Constituyente. Ni candidaturas independientes, ni corrientes, si a la Constituyente’. Este no es el momento de discutir procesos electorales; es un momento de unirnos, de organizarnos, de capacitarnos. Hay miles de ideas en la discusión: si el Frente de Resistencia se convierte en un partido, o si es un frente amplio, o si el camino es rescatar el partido liberal, o si el camino es la UD. Nosotros les preguntamos: ‘¿por qué usted, a cien días del proceso (electoral) espurio, impuesto por las Fuerzas Armadas, quieren meter al pueblo a discutir eso?’ Es porque quieren dividir, fragmentarnos en pequeñas corrientes”.

POR SU PARTE, EL GOBIERNO DE PEPE LOBO ha intentado mostrar una fachada de “Unidad Nacional”, incorporando a los tres ex candidatos presidenciales a la planilla gubernamental, poniéndolos al frente de igual número de ministerios.

Es el guión de la derecha “rosada” elaborado en el Departamento de Estado. Algunos miembros de la oligarquía hondureña no lo han entendido así, lo que Pepe Lobo ha querido aprovechar para fortalecer a su débil e impopular gobierno, diciendo que hay sectores que quieren dar un golpe de estado a su régimen. Y esos rumores, totalmente ridículos, han tomado más fuerza a partir de que el golpista Roberto Micheletti apareció en San Salvador advirtiendo la posibilidad de un nuevo golpe militar si las cosas no marchan como él quiere. Lo interesante es que Michelleti partió a San Salvador desde la pista de la Fuerza Aérea Hondureña en Tegucigalpa, pista que sólo el presidente de la república puede utilizar para esos fines. Michelleti incluso abordó su avión escoltado por militares hondureños.

En esa lógica es que la logia fascista hondureña agrupada en las así llamadas ‘Camisetas Blancas’ o Unión Cívica Democrática, UCD, se ha reactivado recientemente, arrogándose el derecho de “dar recomendaciones” a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), para que no reintegre a los cuatro jueces y una magistrada que fueron despedidos por haberse opuesto al golpe de estado; y también para que dicha corte se abstuviera de garantizar los derechos constitucionales al derrocado presidente Zelaya, en caso de su eventual retorno al país. Y efectivamente, un fallo semejante fue el que emitió la CSJ, tres días después de la publicación del comunicado de la UCD.

En esta ocasión la corte tuvo el respaldo de Micheletti que a través del golpista Canal 10, exigía al embajador español Ignacio Rupérez, no intervenir “en los asuntos internos de Honduras”, dado que éste había criticado la decisión de la CSJ de no reincorporar a sus cargos a los jueces y una magistrada despedida.

“La conducta de este señor, de Rupérez, es reprochable y abusiva muchas veces. Creo que debe de existir un poco más de explicación en cada participación que estos señores hagan”, declaró Micheletti.

HONDURAS TIENE EL No 28 de un total de 75 países, donde Estados Unidos ha movilizado a sus Fuerzas Especiales. En sólo un año, el presidente estadounidense Barack Obama, ha impuesto la presencia militar estadounidense en 15 nuevos países. En la actualidad, unos 13 mil efectivos militares estadounidenses están distribuidos en 75 países alrededor del mundo.

¿Quiénes son ellos?

La abogada y analista política Eva Golinger, de nacionalidad estadounidense, denuncia que dichos militares son “expertos en operaciones de inteligencia, guerra psicológica, asesinato selectivo, misiones de entrenamiento, acciones clandestinas, entre otras tareas”. Por ello lo que han hecho, y hacen, tanto en Honduras como en Colombia, no tiene nada de extraño, y explica el golpe de estado militar a la democracia hondureña, y el aterrizaje en la base aérea de Palmerola, del avión militar que secuestró a Manuel Zelaya.

Golinger toma la información de un artículo publicado en el Washington Post por el investigador estadounidense Jeremy Scahill, que sostiene que esas unidades no son para nada “Rambos brutos” sino agentes entrenados durante años en idiomas y tradiciones culturales. El Pentágono y la CIA tienen la capacidad de movilizarlos y ponerlos en acción cada vez que estimen que los intereses del imperio están en peligro. Y cuando el derrocado presidente Manuel Zelaya tomó la decisión de asumir el control de Palmerola, estaba enfrentándose a los intereses vitales de ese imperio. Las consecuencias ya las conocemos.

WILLIAM HOWARD TAFT, 27:o Presidente de Estados Unidos dijo en 1912:

“No está lejano el día en que tres banderas de barras y estrellas señalen en tres sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro, de hecho, como en virtud de nuestra superioridad racial, ya es nuestro moralmente”. Esta cita la reproduce el escritor y periodista Mariano Saravia en su excelente libro sobre el golpe de estado en Honduras, “Honduras hoy, el golpe, la Resistencia”.

René Andino es presidente nacional del sindicato (SITRAUNAH) de los trabajadores de la Universidad Autónoma de Honduras. Es uno de muchos hondureños que saluda la fundación del Frente Nacional de Resistencia Popular pero estima que las acciones deben profundizarse, sin que ello implique la lucha armada. Andino basa su análisis en los hechos de Bolivia, en octubre del 2003, por ejemplo, donde el pueblo se movilizó hasta tumbar a dos presidentes, los que no dudaron en sacar el ejército a la calle para masacrar al pueblo. En esa ocasión, unos 80 bolivianos/ as fueron asesinados por las ametralladoras. Pero el bloqueo de carreteras, huelgas, paros y otras formas de lucha popular obligaron a Sánchez de Losada, alias ‘El Gringo’, a huir a Miami, como tantos otros genocidas.

Por los vientos que soplan, aún no está claro si la Resistencia tendrá la capacidad de derrotar al golpismo, a la logia fascista de la UCD y a los círculos que mueven en el poder fáctico de Honduras. Lo que sí aparenta ser una verdad para muchos hondureños y hondureñas es lo que a diario se escucha en las calles: “Si esto fuera El Salvador o Nicaragua, ya nos habríamos levantado con armas para frenar y tumbar el golpe de estado”.

(*) Periodista sueco radicado en Honduras.

Notas:

What The Washington Post failed to report: where Obama's special ops murder teams are operating: http://onlinejournal.com/artman/publish/article_5982.shtml

Los 75 países con fuerzas especiales secretas estadounidenses:

1. Afghanistan 2. Albania 3. Algeria 4. Azerbaijan 5. Bahrain 6. Bangladesh 7. Benin 8. Bosnia and Herzegovina 9. Brunei 10. Burkina Faso 11. Cameroon 12. Central African Republic 13. Chad 14. China 15. Colombia 16. Comoros 17. Congo (DR) 18. Cote d’Ivoire 19. Djibouti 20. Egypt 21. Eritrea 22. Ethiopia 23. Gabon 24. Gambia 25. Georgia 26. Guinea 27. Guinea-Bissau 28. Honduras 29. India 30. Indonesia 31. Iran 32. Iraq 33. Jordan 34. Kazakhstan 35. Kenya 36. Kosovo 37. Kuwait 38. Kyrgyzstan 39. Lebanon 40. Libya 41. Malaysia 42. Mali 43. Mauritania 44. Mexico 45. Morocco 46. Myanmar 47. Nepal 48. Niger 49. Nigeria 50. Oman 51. Pakistan 52. Philippines 53. Qatar 54. Russian Federation 55. Rwanda 56. Saudi Arabia 57. Senegal 58. Sierra Leone 59. Somalia [including Somaliland] 60. South Africa 61. Sri Lanka 62. Sudan 63. Syria 64. Tajikistan 65. Tanzania 66. Thailand 67. Togo 68. Tunisia 69. Turkey 70. Turkmenistan 71. Uganda 72. United Arab Emirates 73. Uzbekistan 74. Venezuela 75. Yemen

Los tres candidatos presidenciales que sacaron ‘El Gordo’ en la lotería de Lobo

Cesar Ham (UD) participó en las internas y fue el candidato presidencial de la UD que no quiso estrecharse más allá a la orilla de los estatutos para crear un frente amplio popular y democrático que fuera una verdadera alternativa política en las elecciones generales y presidenciales el 29 de noviembre de 2009. Lo que no sabían en noviembre del 2008 era el golpe de estado que se iba a ejecutar el 28 de junio 2009. Pero no le importaba para la dirigencia de la UD. El partido avisó una semana antes el 29 de noviembre que iba a participar en las mencionadas elecciones pese a la recomendación de Manuel Zelaya y la Resistencia al pueblo de boycotear las elecciones, organizadas durante un mes por el ejército nacional, por orden del Tribunal Supremo Electoral, TSE. No habían pocos que tildaba a Cesar Ham y la dirigencia de la UD por “traidores”, es más, a pesar algo más de 30.000 votos en las elecciones generales, una votación pésima, Cesar Ham entró en el gobierno de Pepe Lobo como ministro de agricultura, gerente del Instituto Nacional Agrario, INA. El candidato presidencial de la democracia cristiana, Felicito Ávila, ex secretario general de la CGT, entró como ministro de Trabajo y Bernardo Martínez, de la etnia garifunas, entró como ministro de Cultura.

D.E.
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