martes, 21 de septiembre de 2010

El Ártico preso en un círculo visioso



Por Stephen Leahy

Cada vez más cálido, el océano Ártico emite enormes volúmenes de calor adicional a la atmósfera, alterando los patrones meteorológicos del hemisferio norte, señalan varios científicos climáticos.
Las emisiones de dióxido de carbono derivadas de la quema de combustibles fósiles han derretido los hielos del mar Ártico, alterando peligrosamente el equilibrio energético de todo el planeta, plantean.


"El hielo del Ártico ha alcanzado su cuarto nivel estival más bajo en los últimos cuatro años", dijo Mark Serreze, director del Centro Nacional de Datos sobre Hielo y Nieve en Boulder, en el central estado estadounidense de Colorado. 

El volumen del hielo que queda en el Ártico probablemente haya alcanzado este mes el registro más bajo de la historia, expresó Serreze a IPS.


"Reitero mis declaraciones previas en cuanto a que la cubierta helada del mar Ártico en verano experimenta una espiral de muerte. Y no se va a recuperar", agregó. 

No puede haber recuperación porque cada verano se suman a la región enormes cantidades de calor extra, mientras más de 2,5 millones de kilómetros cuadrados del océano Ártico han quedado expuestos al calor del sol veraniego las 24 horas. 

Y a un océano Ártico más cálido no sólo le lleva más tiempo volver a congelarse, sino que además emite enormes volúmenes de calor adicional a la atmósfera, alterando los patrones meteorológicos del hemisferio norte, confirmaron ahora los científicos. 


"El invierno excepcionalmente frío y nevado de 2009-2010 en Europa, Asia oriental y el oriente de América del Norte está conectado con los procesos físicos únicos que se producen en el Ártico", dijo a IPS James Overland, del Laboratorio Marino Ambiental del Pacífico en la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, en una entrevista exclusiva realizada en junio en Oslo. 


Paradójicamente, un Ártico más cálido significa que "futuros inviernos fríos y nevados serán la regla y no la excepción" en estas regiones, agregó. 

Cada vez hay más evidencias de los impactos generalizados de un Ártico más caliente, coincidió Serreze. "Atrapar todo ese calor adicional tiene que tener impactos, que aumentarán en el futuro", dijo. 


Un efecto local que ya se hace sentir es el rápido calentamiento de las regiones costeras del Ártico, donde las temperaturas promedio son ahora entre tres y cinco grados más elevadas que hace 30 años.


Si la temperatura promedio mundial aumenta del actual registro de 0,8 grados a dos grados, como parece probable, toda la región del Ártico se calentará por lo menos entre cuatro y seis grados, y posiblemente ocho debido a una serie de procesos que se conocen como "amplificación" de la zona. 


Si el Ártico se vuelve seis grados más cálido, entonces la mitad del permafrost (hielo permanente) del mundo probablemente se derretirá varios metros, liberando la mayor parte del carbono y el metano acumulados allí durante miles de años, dijo Vladimir Romanovsky, de la Universidad de Alaska en Fairbanks y experto mundial en permafrost. 


El metano es un gas de efecto invernadero aproximadamente 25 veces más potente que el dióxido de carbono.


Eso sería catastrófico para la civilización humana, coinciden los expertos. La región del permafrost ocupa 13 millones de kilómetros cuadrados en Alaska, Canadá, Siberia y partes de Europa, y contiene por lo menos el doble del carbón ahora presente en la atmósfera: 1.672 gigatoneladas, según un estudio publicado en 2009 en la revista Nature. Es tres veces más carbón que el que contienen todos los bosques del mundo.


"El derretimiento del permafrost se ha observado consistentemente en toda la región desde los años 80", dijo Romanovsky en una entrevista. 


Un estudio realizado en 2009 en Canadá documentó que en los últimos 50 años el límite más meridional del permafrost se replegó 130 kilómetros en la región de la bahía de James, en la oriental provincia de Quebec. En su límite norte, por primera vez en una década, el calor del océano Ártico se extendió más hacia el área continental este verano boreal, señaló Romanovsky. 


No hay estimaciones certeras sobre cuánto dióxido de carbono y metano emite el permafrost al derretirse o el submarino, que actúa como cubierta sobre cantidades desconocidas de hidratos de metano (un tipo de metano congelado) a lo largo de la plataforma del Ártico, dijo.


"El metano siempre está en cualquier parte donde se perfore el permafrost", observó Romanovsky.


En la primavera boreal pasada, los colegas de Romanovsky informaron que cada año unos ocho millones toneladas de metano salen a la superficie en forma de burbujas, desde las llanuras árticas del este de Siberia, según las primeras mediciones jamás realizadas allí. Si apenas uno por ciento del metano submarino del Ártico llega a la atmósfera, puede cuadruplicar la cantidad de metano que actualmente hay en ella. 


El actual derretimiento del permafrost, relativamente lento, puede acelerarse en pocas décadas, liberando enormes cantidades de gases de efecto invernadero, dijo Romanovsky. 

Tanto él como otro experto en permafrost, Ted Schuur, de la Universidad de Florida, concluyeron que "en cuestión de décadas podemos perder buena parte del permafrost", como dijo Schuur a IPS. 


Ni las emisiones de dióxido de carbono ni las de metano derivadas del derretimiento del permafrost se toman en cuenta en los modelos del clima mundial, y pasarán varios años antes de que esto pueda hacerse razonablemente bien, dijo Schuur.

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