jueves, 29 de diciembre de 2011

La impunidad y la complicidad “inconsciente”

El viernes pasado Brecha nos sorprendió con una nota pequeña, sin firma, en

la que se cuestiona duramente las jornadas de denuncias ciudadanas realizadas durante el mes de octubre en Montevideo, Canelones y Maldonado, en las que se presentaron más de ciento cincuenta denuncias de delitos de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de Estado. Más de ciento cincuenta denuncias y más de ciento cincuenta denunciantes, que nunca antes se habían presentado a la Justicia.

El notero de Brecha supone que algunas de éstas no llegan a adquirir el
“estatus” de denuncias habilitadas para ser presentadas, en la medida en que no brindan elementos suficientes como para ajustarse a “las posibilidades reales que el Ministerio Público o el propio Juzgado tienen en Uruguay para desentrañar la verdad mediante los métodos de investigación habituales”.


De allí en más desarrolla su argumentación crítica ante las acciones ciudadanas de referencia, depositando, otra vez, sobre la víctima y/o el denunciante, la responsabilidad de la investigación previa, no habiendo bastado, para quien escribe la nota, con ser torturado, encarcelado o asesinado, sino que además es necesario que quien denuncia o fue víctima se encargue también de aportar datos. Datos que en muchos casos no es posible aportar por las propias condiciones de detención o porque el propio Estado – aun conociendo los delitos – decidió en su momento no investigar

No es necesario, entendemos, fundamentar a través de esta breve respuesta,

lo realizado. No es necesario explicar por qué todos tenemos derecho a realizar una denuncia con más o menos información sobre lugares y victimarios, lo que sí resulta necesario es señalar las marcas inconscientes e invisibles de la cultura de la impunidad que se traducen en complicidades también inconscientes, que nos han atravesado el alma durante demasiados años

El compromiso asumido al organizar estas acciones fue contribuir a dar mayor

visibilidad a la masividad de los crímenes de terrorismo de Estado, restableciendo el derecho de cualquier ciudadano a reclamar la intervención de la justicia ante la presencia de un delito, siendo de cargo del Estado la investigación y la búsqueda de información, y es en ese sentido que nos duelen los “usos y abusos” del fantasma del miedo, los “usos y abusos” que terminan en el juego siniestro de culpabilizar a las víctimas por los errores y omisiones de un sistema judicial y político demasiado tiempo cómplice de la impunidad.

Nos duele por eso el cajoneo de denuncias, el destrato a denunciantes, la

desinformación jurídica y la miopía ética de algunos “integrantes del sistema de justicia”, la crítica pseudo periodística pueril y facilonga que como único argumento usa el de la confrontación entre buenos y malos abogados. Nos duele la chacra pequeña, la mira estrecha, el ombliguismo intelectual de los dueños de la visión “estratégica” del mundo, entre otras tantas calamidades

Nos duele la basura que aparece entre “la luz que trata de filtrarse por los agujeros que han quedado en la cortina de la impunidad”. Nos duele porque somos de los que pensamos que esa luz no se filtra sola ni por arte y gracia del iluminado de turno, hay que encenderla lenta e insistentemente entre todos
Como dijimos al principio, la nota era demasiado pequeña.

Colectivo de denunciantes de delitos de lesa humanidad
http://denunciaportodos.blogspot.com/
yomehagocargo@adinet.com.uy
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Usos y abusos de las herramientas contra la impunidad
Torturas, denuncias y efectos
. https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=gmail&attid=0.2&thid=13486745131a9ee9&mt=application/pdf&url=https://mail.google.com/mail/?ui%3D2%26ik%3Dcc7e96ea78%26view%3Datt%26th%3D13486745131a9ee9%26attid%3D0.2%26disp%3Dsafe%26zw&sig=AHIEtbRwD4TtWzjdkk6dSH51Cu9zb88upA

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